Después de unos meses de locura total he conseguido
terminarme el libro que me he traído entre manos últimamente.
¡Cómo echo de menos aquellos tiempos en los que devoraba
libros de quinientas páginas en un par de días! Ahora terminarme uno de poco
más de doscientas me lleva varios meses. Pero mi ausencia de tiempo libre es
otro tema que, si bien daría tanto para una entrada de blog como para una
historia de terror, no viene al caso ahora.
Lo importante es que he terminado de leer el último libro de divulgación científica de Alejandro Navarro
Yáñez, y me ha encantado.
No tenía el gusto de haber leído nada de este autor, pero
ahora que he terminado este muero de ganas de leer el resto. Y si los quehaceres tienen que esperar, que esperen.
En busca de la fuente de la eterna juventud
Aunque, como ya digo, no he leído más libros de este autor,
en su cuenta de Twitter he podido ver que es una de esas personas que hilan a
la perfección la historia y la ciencia. Al fin y al cabo, la ciencia ha acompañado al ser humano desde sus inicios en la Tierra, por lo que tiene mucha historia que contar.
Ese es, a mi punto de vista, el mayor atractivo de este
libro; ya que comienza narrando los ostentosos esfuerzos del emperador chino
Qín Shi Huáng por alcanzar la inmortalidad y sigue avanzando por la historia
hasta terminar con expectativas científicas tan peculiares que parecen sacadas
de una película de ciencia ficción.
Pero no sólo es un libro que encantará a los amantes de la
ciencia y a los de la historia; sino que también encierra un gran número de
capítulos que encantarían a esas personas que disfrutan buscando la parte más
racional de los sucesos paranormales.
Y es que entre sus páginas se esconde la verdadera historia de
personajes tan terroríficos como los vampiros o los zombies. Esta versión tiene muy poco que ver con hombres que se
transforman en murciélago o muertos vivientes comedores de cerebros, pero puede
llegar a ser muchísimo más escalofriante, sobre todo porque es real.
Finalmente, ya seas amante de la ciencia, la historia o los
sucesos paranormales, si hay algo que nos une a prácticamente todos los seres
humanos, es el deseo de vivir con salud el mayor número posible de años. Y de
eso supieron mucho algunos personajes como la francesa Jeanne Louise Calment,
que tras fallecer a los 122 años se convirtió en la persona más longeva de la
historia.
¿Conseguirá la ciencia que en un futuro muchas otras
personas alcancen esta edad? Como bien cuenta Navarro en el libro, en los últimos años se han hecho grandes avances
en el campo de la medicina regenerativa; gracias, entre otros factores, a la
observación de un gran número de seres vivos a los que la evolución sí ha dotado de algo similar a la inmortalidad.
El descubrimiento de los telómeros también fue un punto
clave en la investigación del envejecimiento. Todo esto, unido a la colaboración
de áreas tan dispares como la biología molecular y la electrónica, podría
propiciar que el sueño de vivir fácilmente un siglo algún día se convierta en
realidad.
Pero si hay un punto muy importante a tener en cuenta para
que esto ocurra, sin duda se trata de aprender de los errores y los aciertos de
todas aquellas personas que llevan miles de años tratando de conseguirlo. Por
eso es tan importante comprender que la ciencia y la historia deben siempre ir
de la mano. Y leer este libro es una buena forma de comenzar a hacerlo.
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