La Navidad es una época de extremos. En mi opinión, pocas personas
la ven como una fiesta que ni fu ni fa. O la adoran o la odian. Yo me encuentro
en el primer grupo. Ojo, que soy consciente de que es un reservorio de consumismo
y falsa felicidad, que se puede hacer un poquito pesada en algunos casos. Pero
me encantan los adornos, los regalos (tanto recibirlos como darlos), las cenas
con amigos a los que veo una vez al año y las reuniones familiares. En cuanto a
villancicos, soy más del “Villancico del rey de Extremadura”, que se caga
literalmente en la Navidad, pero bueno, a mí me gusta. La parte Mr. Wonderful
no la domino, pero de verdad que, a mi manera, me flipa la Navidad. Por eso me
ha hecho tanta ilusión recibir en estos días el álbum de cromos de La
Extraordinaria Liga de la Ciencia, de Principia.
Lo he recibido junto a cinco chapitas, diez sobres de cromos
y un imán de nevera, todo ello recompensas por mi aportación como mecenas al
proyecto. ¿Pero cómo no iba a aportar para el proyecto? Desde que leí sobre
ello por primera vez supe que me encantaría tenerlo y coleccionar los cromos.
De hecho, ya escribí sobre el tema en Hipertextual, pero ahora que lo tengo
entre mis manos quería contar mis impresiones sobre él aquí, en mi rinconcito
personal.
El imán lo tengo en la nevera en casa y estoy de vacaciones en el pueblo, pero es súper bonito. |
Una maravillosa regresión a la infancia
De pequeña me flipaban los cromos. No me importaba la
temática. Especialmente me gustaban los de Pokémon, como a buena niña de los 90
que soy, pero me atraían todos. De hecho, recuerdo que durante una época
compraba todos los días un Bollycao en el quiosco que había junto a mi cole,
solo por una colección de cromos de animales que regalaban. Jamás en mi vida me
han gustado los Bollycaos, así que le sacaba el cromo y le daba el bollo a quien
pillara. Menos una vez que vino a reclamármelo un niño mayor que le robaba la
comida del recreo a los pequeñajos. Le hice cara y me negué a dárselo y tuve la
grandísima suerte de que el chaval amenazaba con pegar, pero no pegaba. Toda la
vida he sido así: muy inconsciente y sin tener ni media hostia. Demasiado bien
me ha ido. Pero bueno, esa es otra historia.
El caso es que me gustaban mucho los cromos. Por eso me atrajo
la nueva idea de Cristina Escandón, Enrique Royuela y Javier Díaz-Romeral, los creadores
de Principia: una colección de cromos de grandes científicos y científicas de
la historia, divididos en diferentes equipos. El proyecto mantiene la esencia
de la revista, que une arte y ciencia, dos disciplinas que, en mi opinión,
casan a la perfección. Las ilustraciones, llevadas a cabo por Ángela Alcalá y
Marina Mandarina, son preciosas. Captan estupendamente la imagen de cada
personaje, pero de una forma simpática y colorida, que se reconoce como un
sello propio de la colección. En total son 156 científicos, divididos en doce
equipos: Pioneras, Biología, Física, Química, Matemáticas, Geología,
Biomedicina, Tecnología, Astronomía, Inventos, Ciencia española y Ciencia
actual.
Lógicamente, entre tantísimo personaje hay muchos que
seguramente ni los niños ni sus padres sepan quiénes son. En mi caso, que
disfruto leyendo biografías de científicos, hay un montón cuyo nombre ni me
suena. Pero, tranquilos, porque está todo pensado. En principia han
desarrollado también una app en la que podemos ir introduciendo nuestros cromos,
escaneando el código que contienen detrás. De este modo no solo podemos tener
en nuestro móvil una copia de la colección, sino que también nos aparece una
breve biografía del científico en cuestión. Si aún no habéis empezado la
colección no seáis tan torpones como yo, que me pudo el ansia y dejé la app
para el final, así que cuando me quise dar cuenta solo podía escanear los tres
que tengo repes, porque los demás estaban ya pegados en el álbum y con su
papelito en la basura.
Es súper divertido ir abriendo sobres y encontrando los
cromos de personajes a los que admiras. Por ejemplo, me hizo un montón de
ilusión encontrarme el de Dian Fossey o el de Rosalind Franklin, tan mona, con
su fotografía 51 en la mano. Pegarlos también es divertido, aunque sigo
teniendo la misma habilidad manual que a los 6 años: el 90% de los cromos se me
salen de su recuadro.
No tardaré en pedir una nueva remesa de cromos. De momento
se pueden comprar en su pagina web en paquetes de 10 sobres, a un precio de 10 euros. Un euro el
sobre, vamos. Con el tiempo se podrán ir comprando también en los
establecimientos en los que se vendan Principa Magazine y Principia Kids y
también en algunas jugueterías. En cuanto a los cromos repes, se ha hablado de
hacer quedadas para intercambiarlos. Yo, de momento, me llevo mis tres repes a
Naukas Córdoba. Aquí lo dejo, si alguien se va a llevar los suyos, que me
avise.
He aquí mis cromos repes |
En definitiva, me parece una iniciativa genial para que los
niños descansen un poquito de los cromos habituales y aprendan sobre ciencia de
una forma divertida. Pero también me parece estupendo para adultos a los que
nos encanta sacar a pasear de vez en cuando al niño que llevamos dentro. De
hecho, es un paseo que todos deberíamos dar más a menudo. Nos iría mucho mejor
en la vida.
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