27/6/18

Carbón activado: el falso ingrediente milagro que causa furor en Instagram



Vivimos en la época del postureo. Hoy en día la gente pasa más tiempo buscando el ángulo perfecto para hacerse un buen selfie que disfrutando del paisaje, las noches de fiesta se convierten en búsquedas de nuevas fotos de perfil y la apariencia de la comida se ha convertido en algo mucho más importante que su sabor. Total, por Instagram no se puede saborear nada.
En realidad todos hemos caído en algún momento en el postureo y no tenemos de qué avergonzarnos, pero sí que es necesario saber dónde están los límites en los que la moda se vuelve peligrosa.
Y cuando hay comida de por medio, la probabilidad de meter la pata peligrosamente crece hasta límites insospechados.

Demonios  y falsos milagros

Comer sano está de moda. Eso debería ser maravilloso y casi siempre lo es, pero en algunas ocasiones se confunde comer sano con eliminar de la dieta algunos componentes injustamente demonizados, como el gluten, la lactosa, los organismos modificados genéticamente o cualquier aditivo.
Pero en este caso no me quiero centrar en los alimentos demonizados; sino, más bien, en uno de los que se conciben incorrectamente como milagrosos.
Se trata del carbón activado, un ingrediente que además de teñir los alimentos de un instagrameable negro azabache, tiene unas supuestas propiedades que lo convierten en todo un regalo para la salud.
Aunque hace ya bastante que comenzó a ponerse de moda, yo lo descubrí hace poco, en un vídeo de Youtube. Reconozco que me cuesta muchísimo comer fruta y que al final termino recurriendo a batidos, zumos y smoothie bowls. He ahí mi contribución personal al postureo.
El caso es que estaba buscando nuevas recetas cuando vi cómo una youtuber a la que no conocía hasta el momento añadía al batido que estaba cocinando un par de cucharadas de carbón activado en polvo, argumentando que tiene “un montón de propiedades beneficiosas”.
¿Cuáles? No lo dijo. El caso es que, como ella, son muchísimas las personas que lo añaden a batidos, helados, cafés, masas de pizzas, hamburguesas y un sinfín más de alimentos, con el objetivo de beneficiarse de sus propiedades détox, sin tener en cuenta que no sólo no están obteniendo ningún beneficio; sino que, al contrario, podrían verse muy perjudicados.

Luces y sombras del carbón activo
El carbón activo se obtiene después de tratar algunos sustratos, como el carbón convencional o la madera con una serie de técnicas que favorecen un aumento de su porosidad. Como resultado, un solo gramo de carbón activo puede alcanzar una superficie de 500 metros cuadrados, como bien explica Boticaria García en uno de sus ilustrativos vídeos.
Todo esto convierte al carbón activado en un gran adsorbente (que no se debe confundir con absorbente).
La adsorción consiste en un mecanismo por el cual ciertas partículas muy pequeñas pueden quedar retenidas en una superficie porosa. En el caso del carbón activo, los poros tienen un tamaño muy reducido, con radios de menos de dos nanómetros de longitud, por lo que pueden retener partículas muy muy pequeñas.
Esta propiedad les confiere un gran número de aplicaciones  en muchos campos diferentes; desde extraer contaminantes del agua hasta clarificar líquidos en la industria alimentaria, pasando por la fabricación de filtros de gases para mascarillas. Pero sin duda la aplicación que ha inspirado esta nueva moda ha sido su uso en medicina para tratar a pacientes que han sido intoxicados.
El carbón activo no se digiere, por lo que se une a las partículas tóxicas que aún no hayan sido absorbidas por el sistema digestivo y termina eliminándose junto a ellas a través de las heces.
Por este motivo precisamente es muy importante que el tratamiento se lleve inmediatamente después de la intoxicación; ya que, si el veneno ha comenzado ya a digerirse, nunca entrará en contacto con el carbón.
Todo esto ha llevado a que alguien ate cabos y piense que si esta maravillosa sustancia puede atrapar venenos seguramente también podrá capturar el colesterol, las grasas, el azúcar y las temidísimas toxinas, todo eso tiñendo la comida de un peculiar color negro que podría causar sensación en las redes sociales. ¡Inventazo!
Pues ojo con el inventazo, porque esa asociación de conceptos está bastante equivocada.
Para empezar, cabe destacar que, por definición, las toxinas son sustancias venenosas producidas por células vivas de animales, plantas, bacterias o cualquier otro organismo biológico. Por lo tanto, gran parte de las sustancias que las dietas “détox” pretenden eliminar, ni siquiera son toxinas.
Sí que es cierto que, ya sea a través de la dieta, o del resultado de nuestro propio metabolismo, nuestro organismo tiene que hacer frente a menudo a la entrada de ciertas toxinas. Sin embargo, para eso tenemos dos riñones y un hígado que, entre otras funciones, se encargan de ayudar a desechar estas sustancias.
Parece ser, por lo tanto, que el carbón activo no tiene ningún efecto beneficioso sobre nuestra salud, salvo que hayamos sufrido una intoxicación aguda. ¿Pero puede afectarnos negativamente?
Lo cierto es que sí y de varias formas diferentes. Para empezar, se conoce que si se consumen en grandes cantidades puede afectar a la motilidad intestinal, causando estreñimiento.
Pero eso no es todo, pues su capacidad de adsorción puede convertirse en un arma de doble filo, ya que no siempre capturan sustancias perjudiciales para la salud. Por ejemplo, podrían unirse a algunos de los nutrientes de los alimentos, impidiendo que estos sean absorbidos por el organismo. Además, tampoco diferencian unas drogas de otras, por lo que, igual que puede ayudar a eliminar un veneno que ha sido ingerido por accidente, también puede anular el efecto de medicamentos que sí se hayan consumido conscientemente. Por eso, probar un sanísimo batido détox negro como la noche después de tomar medicamentos para el corazón o el tiroides, antibióticos, antidepresivos o cualquier otro fármaco, podría ser una muy mala idea.
En conclusión, pequeñas cantidades de carbón activado no tienen por qué ser peligrosas para la salud, pero tampoco suponen ningún beneficio y, en casos concretos, pueden darnos algún que otro susto. 
En cuanto al postureo, siempre se pueden utilizar otros ingredientes. ¿Para qué complicarse tanto la vida pudiendo recurrir a la tinta de calamar o los arándanos?

2 comentarios :

  1. ¡Interesantísimo post! Y muy de acuerdo con el tema postureo... ¡qué peligroso es! El carbón activado sólo lo conocía como componente de algunos productos de belleza. Se usa en pieles grasas (para limpiar poros y demás) y para blanquear los dientes. ¿Sabes si en estos casos es efectivo o no es más que un engañabobos? ¡Besitos Azucena!

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    1. Perdona, Noelia, que no había visto el comentario =( Pues sobre la limpieza de poros no he leído gran cosa, pero sobre el blanqueamiento de dientes sí que he leído y, al parecer, los dentistas no lo recomiendan para nada, porque actúa como abrasivo sobre el esmalte y termina dañándolo. De hecho, yo me compré un bote hace tiempo y realmente blanquea, pero que actuara tan deprisa me pareció extraño y por eso decidí leer sobre el tema y al ver lo del esmalte lo dejé. Ahí está el frasquito, muerto de la risa. Muchísimas gracias por leer el post =) UN besitooo!!!!

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