De pequeña me encantaban las hormigas. Me apasionaba cómo
podían organizarse hasta el punto de parecer una verdadera civilización humana
en miniatura, con construcciones similares a casas, individuos especializados
en diferentes quehaceres y una capacidad inmensa de colaboración entre ellas.
Me gustaban tanto que adoraba sentarme junto a los
hormigueros y observar cómo llevaban a cabo su faena, indiferentes a mi mirada.
Era una afición maravillosa, pero no había muchos niños que
la tuvieran. De hecho, recuerdo como si fuese ayer un día que entré llorando a
casa porque mi vecino se había reído de mí al verme hablando con unas hormigas, sentada en mi jardín.
Por todo esto, cuando me contactaron desde la editorial infantil Harper Kids para
ofrecerme un ejemplar de “Museo vivo de los insectos”, supe que me encantaría
leerlo.
Un libro para perder el miedo
Aunque la inmensa mayoría de los insectos que nos rodean son
totalmente inofensivos, son una de las clases animales más temidas por los
seres humanos.
Por eso, este bonito libro infantil ilustrado trata de
animar a los niños a conocer más sobre ellos, para que así descubran que son
mucho más que bichos espeluznantes y surtidores de picaduras.
La obra, fruto de la colaboración entre el entomólogo
francés François Laserre y la ilustradora Anne de Angelis, muestra a un gran
número de insectos; junto a otros artrópodos, como las arañas y los ciempiés, todos
ellos agrupados en salas ficticias de museo.
Cada una de estas salas reúne especies con alguna cualidad
en común: los maestros cantarines, los elegantes, los nadadores…
Además, cada bichito viene acompañado de una ilustración y
varios bocetos, junto a dos títulos: uno en el que se da el nombre real del
insecto y otro falso, en el que se utiliza alguna característica concreta que
los niños puedan recordar fácilmente.
En cuanto a las descripciones, están formuladas con un
lenguaje sencillo, con el que se anima a los niños a salir al campo armados con
sus lupas y convertirse en verdaderos “detectives de bichos”, capaces de
diferenciar hasta al más raro de ellos.
También para adultos
Aunque el libro está destinado a un público infantil, con
edades comprendidas entre los nueve y los doce años, a mis veintinueve primaveras he disfrutado mucho leyéndolo.
Sí que es cierto que no profundiza en cada insecto como se
haría en una obra destinada a adultos, pero da las pinceladas suficientes para
crear en el lector la necesidad de buscar más al respecto. De hecho, yo misma leí el libro
con el móvil a mano, para poder buscar información en Google sobre los
insectos que más me impresionaron.
Y lo mejor es que este libro no sólo enseña datos súper curiosos
sobre un montón de artrópodos, sino que también aporta información sobre cuáles
son las especies que pican y cuáles las que no. De este modo podemos saber a
qué distancia de ellos debemos situarnos, para poder disfrutar de su presencia
sin consecuencias dolorosas en el intento.
Una vez finalizado he de decir que, si bien pensaba regalar
el libro a algún niño de mi entorno, me ha gustado tanto y me ha parecido tan
bonito que, al menos de momento, me lo pienso quedar en mi biblioteca particular.
Aun así, lo considero una opción perfecta para cualquiera
que quiera regalar a un niño la posibilidad de satisfacer su curiosidad y
aprender a cuidar ese maravilloso mundo en miniatura que se enreda en nuestros
pies. No hay mejor regalo que algo nuevo
que aprender, nunca privéis a un niño de ello.
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