30/9/18

Animales contra las superbacterias: una farmacia oculta en la naturaleza



Aunque los seres humanos nos creamos seamos la especie más inteligente que pisa la faz de la Tierra, aún tenemos mucho que aprender de otros animales, incluso de algunas plantas.

Por eso, los científicos a menudo ponen la vista en la naturaleza en busca de ideas aplicables a un gran número de ramas de la ciencia. Buena muestra de ello es el diseño de drones basados en el movimiento de algunos animales voladores. Por ejemplo, en 2016 un equipo de investigadores de la Universidad de Sheffield analizó la forma en que las abejas predicen cuándo se encontrarán con un objeto para poder evitarlo. Casi a la vez, otros científicos, esta vez de la Universidad de Lund, observaron e imitaron la técnica de vuelo del murciélago de orejas largas, con el fin de desarrollar drones más eficientes en el vuelo a baja velocidad.

En ciencia de materiales también es muy habitual utilizar la observación de la naturaleza en busca de nuevos inventos. Por ejemplo, la forma hexagonal, característica de las escamas de los reptiles y los panales de abeja, ha sido imitada frecuentemente para realizar superficies más fuertes y estables.

¿Y qué hay del estudio de especies como la estrella de mar para el desarrollo de nuevas técnicas en medicina regenerativa? Podrían escribirse muchísimos más ejemplos, aunque yo hoy me voy a centrar sólo en los referentes a la creación de nuevos fármacos anti bacterianos basados en sustancias generadas por animales. Para los demás ya habrá otra ocasión.

Según los últimos estudios, si no se encuentra una solución a tiempo para 2050 las superbacterias habrán desplazado al cáncer como principal causa de muerte en los países desarrollados. Entre otras razones, esto es consecuencia del mal uso que hacemos los seres humanos de los antibióticos. Es cierto que estos fármacos son increíblemente buenos para tratar las infecciones bacterianas, pero debemos entender que no se trata de la pastilla milagrosa que todo lo cura. De hecho, tomar antibióticos para tratar un virus ejerce más o menos el mismo efecto que ingerir Lacasitos, aunque los Lacasitos están más buenos y las bacterias no se vuelven resistentes a ellos (que se sepa).

El caso es que la automedicación y el uso indiscriminado de estos fármacos han llevado a que cada vez más bacterias desarrollen la capacidad de sobrevivir a ellos, de modo que en un futuro lo que ahora es una infección muy fácil de tratar se podría convertir en una enfermedad mortal de necesidad. Afortunadamente, algunos animales podrían tener la clave para solucionar este problema en fluidos corporales como su sangre, su saliva o incluso su leche materna. 

El demonio de Tasmania y la medicina oculta en su leche

El demonio de Tasmania no es solo un personaje entrañable de los Looney Tunes. También es un marsupial de gran tamaño, típico de la isla de Tasmania, en Australia.

Su fisiología es toda una joya en el campo de la biomedicina por varias razones. Para empezar, en 2016 se descubrió que algunos de estos animales habían evolucionado con la capacidad de evadir un raro tipo de tumor facial que había afectado a su especie durante veinte años. Esto llamó la atención de los científicos, que pronto descubrirían que esa no era la única enfermedad que estaban dotados para vencer.  Y es que ese mismo año un equipo de investigadores de la Universidad de Sidney descubrió que la leche con la que las hembras amamantan a las crías contiene varios tipos de péptidos con un gran potencial antimicrobiano. Esto les resulta muy útil a la hora de proteger a sus pequeños de posibles infecciones mientras se encuentran en desarrollo en la bolsa.

Lógicamente, ordeñar a una demonia de Tasmania no es fácil ni cómodo, por lo que estos científicos procedieron a reproducir los péptidos artificialmente en el laboratorio, para poder probar su efecto frente a bacterias resistentes a antibióticos. El resultado fue un éxito, pues el tratamiento dio buenos resultados con varios tipos de estos microbios, incluyendo a Staphylococcus aureus multirresistente, la superbacteria por excelencia.

Sangre de dragón de Komodo para vencer a las superbacterias

El dragón de Komodo es una especie de lagarto de 3 metros de longitud y alrededor de 70 kilogramos de masa. Se trata de un reptil bastante peculiar, no solo por sus grandes dimensiones o su apariencia de animal fantástico de novela medieval, sino también por el “ecosistema” que vive en su boca. Se calcula que en su saliva habitan más de 50 tipos de bacterias distintas. Esto conlleva que pueda matar a sus víctimas de una infección. Sin embargo, él vive tranquilamente con ellas, sin sufrir ninguna consecuencia. La causa, según un estudio publicado el año pasado, son una serie de péptidos que, en su caso, se encuentran en la sangre.

Con el fin de comprobar si esto tendría alguna aplicación en medicina, un grupo de científicos de la Universidad George Mason reprodujo artificialmente ocho de estos péptidos y comprobó cómo afectaban a la supervivencia de un cultivo de dos de las superbacterias más peligrosas: Staphylococcus aureus multirresistente y Pseudomonas aeruginosa. De los ochos péptidos, siete consiguieron acabar con ambas y uno solo con P. aeruginosa. No cabe duda de que este curioso dragón posee un arma que vale la pena explorar.

Un superantibiótico en la saliva del oso pardo de Siberia

Hace apenas unos meses un equipo de investigadores rusos publicaba en PNAS un estudio cuyo fin inicial era la búsqueda de sustancias naturales con poder bactericida entre las especies habitantes de la taiga siberiana. Entre los animales que estudiaron se encontraba el oso pardo de Siberia oriental, un animal típico de esa región, con un tamaño algo menor que el de otros osos pardos.

En busca de alguna sustancia que pudiesen aprovechar, tomaron muestras de la saliva de varios ejemplares y procedieron a analizarlas en el laboratorio. Así, descubrieron que en ella proliferaba una bacteria que frecuentemente se encuentra en el suelo. Este microorganismo no genera ninguna infección a los osos, pero la cosa no se queda ahí, ya que también secreta una sustancia con un gran efecto antibiótico: la amicoumacina A. Al analizar sus efectos, comprobaron que, como los péptidos anteriores, este compuesto era muy eficaz frente a superbacterias como S. aureus; aunque, como en el resto de casos, aún debe estudiarse más a fondo.

El curioso superpoder de la leche de ornitorrinco

El ornitorrinco es un bicho raro, lo mires por donde lo mires. Es un mamífero, pero pone huevos. Tiene pico, pero no es un pájaro. Tiene cola de castor, ¡pero patas de nutria! Y vive en Australia y la isla de Tasmania. ¿Bichos raros en Oceanía? ¡Qué va!

Pues bien, el caso es que, por si no fuera ya suficientemente curioso, ahora resulta que su leche contiene sustancias bactericidas que podrían servir para el desarrollo de nuevos antibióticos. La razón de que la leche contenga estas sustancias es otra de las muchas rarezas del animalito, ya que las hembras no tienen pezones, por lo que amamantan a sus crías a través de unos surcos situados encima de su abdomen. En estos agujeritos se forman unas balsas de leche por las que succionan los bebés ornitorrinco. Pero hay un problema, ya que de este modo la leche está muy expuesta al exterior, por lo que podría contaminarse fácilmente. Por eso, contiene una proteína que evita que proliferen bacterias en ella.

Todo esto fue descubierto recientemente por un equipo de científicos del  Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation (CSIRO), cuyos resultados fueron publicados en Structural Biology Communications. En el estudio describen también cómo procedieron a fabricar artificialmente la proteína, con la que consiguieron unos resultados iniciales muy esperanzadores.

Aunque todavía queda mucho que investigar al respecto, parece claro que el mundo está lleno de especies animales que podrían ayudar a salvar la vida de millones de personas en un futuro. Aún pueden quedar muchos más ejemplos como estos ahí fuera, a la espera de ser descubiertos. Pero lo más triste es que puede que muchas ya se hayan extinto, sin que nadie llegue a descubrir las medicinas que ocultaban en su interior. Es algo interesante en lo que meditar.

1 comentario :

  1. La verdad es que es muy interesante ver como los animales tienen tantas cosas que podríamos aprovechar para la ciencia.

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